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Nueva guía sobre enfermedad del hígado graso no alcohólico y riesgo cardiovascular

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La enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) es un factor de riesgo independiente y subestimado para la enfermedad cardiovascular aterosclerótica. Tal condición metabólica se asocia con adiposidad visceral, dislipidemia aterogénica y resistencia a la insulina con o sin hiperglucemia.

Aunque entre el 10 % y el 25 % de los pacientes con EHGNA pueden complicarse con esteatohepatitis no alcohólica (NASH), que puede provocar cirrosis, carcinoma hepatocelular e insuficiencia hepática, la principal causa de mortalidad en los pacientes con EHGNA es la enfermedad cardiovascular (ECV). Por lo tanto, la identificación de EHGNA es un aspecto importante de la prevención y el tratamiento de las ECV que requiere una mayor concienciación entre los médicos. Con eso en mente, la American Heart Association publicó su primera posición sobre el tema. Estos son algunos de los puntos cubiertos por el documento:

  1. La ecografía hepática de rutina es útil si demuestra esteatosis hepática, pero no puede cuantificar la extensión de la esteatosis o descartarla debido a la insensibilidad de la técnica.
  2. Las mediciones de AST y ALT no son útiles para el diagnóstico de NAFLD y NASH debido a su baja sensibilidad y especificidad.
  3. La biopsia de hígado es el estándar de oro para el diagnóstico, pero el procedimiento es costoso y tiene un mayor riesgo de complicaciones. Las opciones diagnósticas no invasivas, como la elastografía transitoria están disponibles, pero se utilizan poco.
  4. El tratamiento de EHGNA tiene tres objetivos: preservar la función hepática y prevenir la progresión a enfermedad hepática terminal y carcinoma hepatocelular; prevenir y tratar complicaciones metabólicas como diabetes, dislipidemia y síndrome metabólico; prevenir complicaciones cardiovasculares.
  5. El pilar del tratamiento para EHGNA es la modificación del estilo de vida, incluido el ejercicio regular y hábitos alimenticios saludables. Se sabe que la cantidad de grasa en el hígado se reduce drásticamente después de una reducción del 10% en el peso corporal y se puede ver una mejoría con una reducción de solo el 5% del mismo.
  6. Si bien el consumo moderado de alcohol puede reducir el riesgo de NASH y ECV en la población general, los estudios indican que cualquier cantidad de alcohol consumida en pacientes con NASH establecido aumenta el riesgo de progresión de la enfermedad y, por lo tanto, debe evitarse por completo.
  7. La pioglitazona tiene un efecto beneficioso sobre EHGNA en personas con y sin diabetes, aunque parece tener un efecto más fuerte en personas con diabetes.
  8. Los beneficios de la liraglutida se evaluaron en el ensayo LEAN (Liraglutide Safety and Efficacy in Patients With Non-Alcoholic Steatohepatite), en el que 52 pacientes con NASH comprobada por biopsia se aleatorizaron para recibir tratamiento con liraglutida 1,8 mg SC diarios o placebo durante 48 semanas. La liraglutida resolvió significativamente la NASH en aproximadamente un tercio de los pacientes (39 % frente a 9 %; p=0,019) y redujo la progresión de la fibrosis (9 % frente a 36 %; p=0,04). Sin embargo, se necesitan estudios confirmatorios con liraglutida, para determinar hasta qué punto la mejoría en NASH puede atribuirse a mecanismos distintos a la pérdida de peso.
  9. Se puede considerar la terapia con vitamina E (800 UI) para algunos pacientes con EHGNA comprobada por biopsia que no son diabéticos y que aún no han progresado a cirrosis. Sin embargo, los resultados de varios ensayos clínicos aleatorios controlados con placebo han demostrado que la suplementación con vitamina E no previene los eventos cardiovasculares y puede aumentar el riesgo de insuficiencia cardíaca.

Opinión del autor: La posición sin precedentes de la AHA sobre la enfermedad del hígado graso no alcohólico (o enfermedad del hígado graso metabólico, como la preferimos actualmente) deja claro el reconocimiento de la enfermedad como un importante factor de riesgo cardiovascular y nos da esperanza de que médicos de las más diversas especialidades aprenden a abordar adecuadamente esta condición, reduciendo así sus complicaciones hepáticas y cardiovasculares.