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¿Ha empeorado cada vez más el tratamiento de la diabetes en la práctica?
Escrito por
Luciano França de Albuquerque
Publicado em
22/6/2021
Durante los últimos 5 años, hemos conocido una serie de innovaciones en el cuidado de la diabetes. Agentes que no solo mejoran el control glucémico, sino que reducen los resultados cardiovasculares y la mortalidad. Los mecanismos son los más diversos, algunos aún desconocidos. El binomio riesgo cardiovascular x diabetes nunca ha estado tan presente y nunca ha sido tan fácil indicar un agente que tiene un beneficio potencial para reducir tales eventos.
La realidad, sin embargo, se ve peor cada día. Recientemente se publicaron datos actualizados hasta 2018 del National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES), un estudio poblacional estadounidense sobre el control de la diabetes y los principales factores de riesgo cardiovascular asociados: hipertensión y dislipidemia. ¡Preocupantes números! El porcentaje de pacientes con un adecuado control glucémico (Hb glucosilada <7%) descendió del 57,4% en 2010 al 50,5% en 2018. El control lipídico (con la controvertida definición de colesterol no HDL <130 mg / dl) se mantuvo en el 55,7% y control de la hipertensión (PA <140 x 90 mmHg) en el 70,4%. Al considerar los tres objetivos en conjunto, solo el 22,2% de los pacientes podrían clasificarse como "controlados".
El problema radica en la inercia terapéutica. Al analizar los pacientes fuera del objetivo glucémico, encontramos que el 40% de ellos usaba solo 1 medicamento, el 38% con dos medicamentos y solo el 22% con triple terapia. Solo el 7,1% utilizó iSGLT2 o aGLP1, agentes recomendados como primera línea asociados a la metformina, ya que reducen el peso y el riesgo cardiovascular además de la glucemia. La baja adherencia a la terapia hipolipemiante (56,3% usa estatinas) y la terapia antihipertensiva (60,3% usa IECA o ARA) refuerza la impresión de descuido del sistema de salud en relación a esta población.
Después de casi dos décadas de seguimiento, las cifras presentadas apuntan a un mayor riesgo de complicaciones microvasculares (neuropatía, retinopatía y nefropatía), complicaciones macrovasculares (IAM y accidente cerebrovascular) y mortalidad entre los adultos estadounidenses con diabetes. Los datos brasileños aún no son tan sólidos, pero apuntan a una situación probablemente peor. Difundir información médica de calidad y fomentar la intensificación temprana del tratamiento de la diabetes y los factores de riesgo asociados son pasos fundamentales en la búsqueda de una mayor protección para esta importante porción de nuestra población.