En tiempos de COVID-19, ¿dónde están los pacientes con infarto?

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Dos artículos publicados recientemente en importantes revistas internacionales señalan una tendencia curiosa y preocupante. Durante la pandemia de Covid-19, ha habido una caída considerable en las hospitalizaciones en todo el mundo por infarto agudo de miocardio (IAM) y otras emergencias cardiovasculares. En un estudio de base de datos italiano publicado en el European Heart Journal, De Rosa et al. muestran que, durante una de las semanas de marzo de 2020, hubo una disminución de aproximadamente el 50% en las hospitalizaciones por IAM, en comparación con la misma semana de 2019. Esta reducción fue más drástica en IAM sin supra (65%) que en IAM con elevación del ST (26%). Además, la tasa de mortalidad de los pacientes hospitalizados con IAM con elevación del segmento ST en este período en comparación con 2019 fue mayor: 13.7% vs. 4.1%. También hubo un aumento del 39% en el tiempo entre el inicio de los síntomas y el comienzo de la reperfusión con angioplastia primaria. En una carta al editor publicada en el New England Journal of Medicine, Solomon et al. informan tendencias muy similares en una base de datos de América del Norte en el estado de California: reducción del 48% en las hospitalizaciones por IAM entre enero y abril de 2020 en comparación con el mismo período en 2019.

¿Qué significan estos datos? Excluyendo posibilidades como el azar y las tendencias seculares (es decir, la aparición de IAM en ambas poblaciones ya ocurriría independientemente de la pandemia debido a diferentes factores), los datos apuntan a un fenómeno potencialmente alarmante para la comunidad cardíaca. Los pacientes que sufren síntomas de un IAM pueden evitar ir al hospital por temor a exponerse al coronavirus. Además, aquellos que buscan atención médica lo hacen tarde, lo que lleva a una reducción en la posibilidad de rescate con terapia de reperfusión y, por lo tanto, a un peor pronóstico. Otras explicaciones pueden ser plausibles, como reducir el estrés físico y mental relacionado con el trabajo y la contaminación ambiental debido al hecho de que las personas están en cuarentena. Sin embargo, el hecho de que se haya encontrado un aumento en las tasas de mortalidad hospitalaria por infarto hace que la primera hipótesis sea mucho más probable. Ante este hecho, la comunidad cardíaca debe movilizarse urgentemente para garantizar que las emergencias cardiovasculares sean tratadas adecuadamente. El miedo a contraer el virus no justifica bajo ninguna circunstancia que el paciente no visite el hospital en caso de síntomas de un posible síndrome coronario agudo. Vale la pena recordar que la mortalidad de Covid-19, entre todos los que contraen la infección, es de alrededor del 2 al 3% (que aún puede estar sobreestimada debido al hecho de que muchas personas oligosintomáticas no han sido analizadas), mientras que la de un IAM no tratado puede alcanzar adecuadamente el 20% (mortalidad por infarto antes de la reperfusión y monitoreo cardíaco implementado).