Aceite de oliva y riesgo cardiovascular: ¿Qué debe saber el médico?

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El aceite de oliva se ha utilizado tradicionalmente como un ingrediente culinario importante, principalmente en los países mediterráneos, y es el principal componente de la dieta de esta región. Su efecto beneficioso ya es bien conocido y esto lo ha hecho más popular en todo el mundo en las últimas décadas. Posee una alta concentración de ácidos grasos monoinsaturados, especialmente ácido oleico y otros en menor medida como vitamina E y polifenoles, contribuyendo a efectos antiinflamatorios y propiedades antioxidantes. Los estudios sugieren una reducción del riesgo cardiovascular con una mayor ingesta de este alimento.

Recordando los diferentes tipos de grasas y sus recomendaciones dietéticas:

Un nuevo trabajo ha examinado la asociación entre el consumo de aceite de oliva y la mortalidad total y por causas específicas en la población de EE. UU., donde el consumo medio de aceite de oliva es considerablemente más bajo que en los países mediterráneos.

Este análisis se realizó en dos estudios prospectivos de cohortes. Durante 28 años de seguimiento se evaluaron 36.856 muertes. El consumo medio de aceite de oliva aumentó de 1,6 g/d en 1990 a aproximadamente 4 g/d en 2010. Los hombres y mujeres con alto consumo de aceite de oliva eran más activos físicamente, tenían ascendencia del sur de Europa o del Mediterráneo y fumaban menos. El consumo de aceite de oliva también se asoció con una mayor ingesta calórica y un mejor consumo de frutas y verduras.

Tras ajustes estadísticos, se observó una asociación inversa, consistente y significativa entre el consumo de aceite de oliva y la mortalidad total y por causas específicas. Esta asociación también se observó por cada 5 g adicionales de aceite de oliva consumidos, como variable continua.

En comparación con aquellos que nunca o rara vez consumen aceite de oliva, los individuos en la categoría de alto consumo (> 7 g/d) tuvieron una reducción del 19 % en la mortalidad total y cardiovascular, una reducción del 17 % en la mortalidad por cáncer, una reducción del 29 % en el riesgo de enfermedades neurodegenerativas. mortalidad y reducción del 18% en el riesgo de mortalidad respiratoria.

El estudio también informa que reemplazar 10 g/d de otros tipos de grasas, como margarina, mantequilla, mayonesa y grasa láctea, con aceite de oliva se asoció con una reducción en el riesgo de mortalidad total y por causas específicas. Sin embargo, esta asociación no se observó cuando se sustituyó el aceite de oliva por otros aceites vegetales.

Los autores creen que estos resultados se deben a los efectos antiinflamatorios, antiaterogénicos, de reducción del estrés oxidativo, mejora de la función endotelial, mejora del perfil lipídico, biomarcadores inflamatorios, sensibilidad a la insulina y reducción de la presión arterial, que posee el aceite de oliva.

Los autores concluyen que un mayor consumo de aceite de oliva se asocia con un menor riesgo de mortalidad total y un menor riesgo cardiovascular. También informan que reemplazar otros tipos de grasas con aceite de oliva se asoció con un menor riesgo de mortalidad y que las recomendaciones nutricionales actuales para aumentar la ingesta de aceite de oliva y otros aceites vegetales insaturados en lugar de otras grasas han mejorado la salud y la longevidad.

Nota del editor (Eduardo Lapa): Este, como muchos estudios de nutrición, es un artículo que tiene sus limitaciones. Se basa en estudios observacionales. Sabemos que en estos estudios los pacientes varían en varios puntos y no solo en la cuestión estudiada (en este caso: consumo de aceite de oliva). Se cita, por ejemplo, que las personas que consumían más aceite de oliva eran más activas físicamente y fumaban menos cigarrillos. ¿Será que hay otros factores asociados al riesgo cardiovascular que los investigadores no han evaluado? ¡Quizás incluso factores que actualmente no conocemos! Esto puede influir en los resultados.

Otro punto: el propio consumo de aceite de oliva se midió mediante cuestionarios alimentarios realizados cada 4 años. Bueno, ¿alguna vez has llenado un cuestionario de alimentos? El otro día fui a hacerme un autocuestionario mental sobre cuántas raciones de carne roja consumía a la semana. Para mi sorpresa, cuando realmente comencé a contar las porciones consumidas diariamente, el número era bastante diferente de lo que había estimado mentalmente. Esta es una limitación del método.

Finalmente, debemos recordar que estudios como este nos permiten inferir una asociación entre los factores pero no nos permiten confirmar la causalidad.

Referencia: Consumption of Olive Oil and Risk of Total and Cause-Specific Mortality Among U.S. Adults Marta Guasch-Ferré, PHD,a,b Yanping Li, PHD,a Walter C. Willett, MD, DRPH,a,b,c Qi Sun, MD, SCD,a,b,c,d Laura Sampson, RD,a Jordi Salas-Salvadó, MD,e,f Miguel A. Martínez-González, MD,a,e,g Meir J. Stampfer, MD, DRPH,a,b,c Frank B. Hu, MD, PHDa,b , JACC VOL. 79, NO. 2, 2022