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Guía sobre ejercicio físico en mujeres embarazadas y puérperas: resumen
Escrito por
Alexandre Lucena
Publicado em
2/3/2022
En 2021 fuimos galardonados por el excelente posicionamiento de SBC en la práctica de ejercicio físico en mujeres embarazadas y en el puerperio. Tema difícil y delicado, y en algunos aspectos sin evidencia sólida de la literatura. Le traeremos los puntos más relevantes del posicionamiento, pero recomendamos tenerlo para su eventual consulta debido a la gran densidad de información.
Los ejercicios físicos durante el embarazo son útiles para mejorar la capacidad funcional, reducir el riesgo de depresión y el aumento excesivo de peso. También ayudan en el control cardiometabólico al disminuir el riesgo de diabetes mellitus gestacional, trastornos hipertensivos e incluso preeclampsia (PE).
El posicionamiento sugiere para la prescripción individualizada de ejercicio físico el uso del PARmed-X (Physical Activity Readiness Medical Examination) que incluye: a) salud pre-ejercicio (completado por la gestante); b) contraindicaciones para el ejercicio; c) evaluación de la salud (médico tratante); d) instrucciones para ejercicios de acondicionamiento aeróbico y muscular e indicadores para su interrupción.
La recomendación es que todas las mujeres, sin contraindicaciones cardíacas u obstétricas, realicen ejercicio físico durante todo el embarazo a una intensidad moderada y acumulen 150 minutos/semana, al menos 3 veces por semana. Las mujeres deben realizar ejercicios aeróbicos (bicicleta estática, caminata, natación y aeróbicos acuáticos) y ejercicios de resistencia (entrenamiento con pesas, entrenamiento funcional, pilates y yoga).
¿Cuál es el mejor ejercicio para las mujeres embarazadas?
Lo mejor sería una combinación de ejercicios de fisioterapia aeróbica, de resistencia y pélvica. Los ejercicios realizados en un medio acuático (principalmente aeróbicos acuáticos) se consideran los ejercicios de elección para las mujeres embarazadas debido a su seguridad.
Contra indicaciones:
– Obstétricas absolutas: ruptura de membranas; labor prematura; placenta previa después de 28 semanas; embarazo múltiple (trillizos o más); sangrado vaginal; incontinencia del istmo cervical y restricción del crecimiento intrauterino.
– Obstétricas relativas: Historia de parto prematuro; pérdida recurrente del embarazo; Embarazo gemelar > 28 semanas.
– Clínicas: hipertensión arterial crónica no controlada/ PE; Enfermedad cardiovascular grave (clasificación III-IV de la OMS); enfermedad pulmonar restrictiva; DM tipo I/enfermedad tiroidea (no controlada).
– Clínicas relativas: enfermedad hipertensiva del embarazo; enfermedad cardiovascular leve/moderada (OMS I – II); enfermedad pulmonar leve/moderada; obesidad extrema/desnutrición o trastorno alimentario/anemia sintomática.
Ejercicios en poblaciones especiales:
– Trastornos Hipertensivos del Embarazo: Puede reducir el riesgo de trastornos hipertensivos hasta en un 30%, un mejor efecto en aquellas que ya hacían ejercicio antes del embarazo. En pacientes con PA < 140 x 90 mmHg se recomienda ejercicio de intensidad ligera y, en pacientes físicamente activos, de intensidad moderada. Interrumpir actividad con valores superiores a 160 x 100 mmHg.
– Diabetes Mellitus: Tanto la DM como la DM gestacional deben realizar ejercicios de baja a moderada intensidad y resistencia que ayuden en el control glucémico y reduzcan la necesidad de insulina. El mayor riesgo es la hipoglucemia, para evitarla se debe aconsejar la práctica inicial de EF con glucemia capilar entre 100 y 200 mg/dl, por debajo de 100 mg/dl, se debe fomentar la ingesta de 15 a 30 g de hidratos de carbono de absorción rápida y medir glucosa en sangre con 30 minutos. No realizar EF en ayunas o más de 3 horas sin alimentos. EF superiores a 250 mg/dl están contraindicados por el riesgo de cetoacidosis diabética.
– Obesidad: Se recomiendan ejercicios aeróbicos de intensidad ligera a moderada, prescritos entre el 35% y el 60% de la FCR, dependiendo del estado cardiorrespiratorio previo. EF de resistencia también trae beneficios en este grupo.
– Atletas: No hay muchos estudios en esta población. Los eventos de entrenamiento y resistencia, como maratones, deben evitarse por el riesgo de hipertermia materna por encima de los 60 minutos de EF, ya que la hipertermia puede causar malformaciones del tubo neural entre la 4ª y 6ª semana y también hay riesgo de hipoglucemia fetal. No se recomiendan los deportes con riesgo de lesiones por colisión (baloncesto, fútbol), objetos (hockey, voleibol) y caídas (saltos, equitación, ciclismo, esquí) porque pueden causar desprendimiento de placenta y/o hipoxia fetal por traumatismo directo o desaceleración.
– Pacientes cardíacos: La capacidad funcional y la estabilidad clínica en gestantes con cardiopatía son factores determinantes para la liberación y programación de ejercicios físicos, en este grupo podemos utilizar pruebas subsidiarias como ECG, ecocardiograma, Holter, prueba de esfuerzo y prueba cardiopulmonar para estimar los riesgos potenciales. La prescripción de ejercicios aeróbicos en gestantes con mayor riesgo cardiovascular debe guiarse por el TE submáxima, siendo la mejor prueba la prueba cardiopulmonar con análisis de gases respiratorios.
Las cardiopatías clasificadas en el grupo III y IV de la OMS contraindican la práctica de ejercicio físico durante el embarazo, las demás deben evaluarse caso por caso. Prestar atención a los signos de alerta de interrupción del EF, como cansancio desproporcionado, disnea, signos de bajo débito, entre otros.
Ejercicio físico en el posparto
Aproximadamente el 25% de las mujeres continúa aumentando de peso después del embarazo (aumento > 4 kg hasta 1 año). La rutina de ejercicio físico debe volver poco a poco. Se recomienda comenzar a las 6 semanas para cesárea y 4 semanas para parto vaginal. En mujeres lactantes, no hay pérdida de producción de leche. Los ejercicios deben ser ligeros a moderados y con mucha hidratación. El gasto calórico con la lactancia se estima en 600 kcal/día, por lo que el aporte calórico no debe ser inferior al 25% de la dieta habitual. Los EF de alta intensidad aumenta el paso del ácido láctico en la leche materna y puede cambiar el sabor, provocando que el bebé rechace la leche.
Los ejercicios de resistencia están permitidos, pero tenga cuidado con la flexión del tronco (abdominales) debido al riesgo de diástasis de los músculos rectos abdominales. Pilates ayuda en los músculos profundos del abdomen y del suelo pélvico.
Finalmente, existe una oportunidad en este momento especial para introducir la cultura del EF para prevenir el riesgo cardiovascular futuro, ya que situaciones como la DM gestacional, la hipertensión (PE) durante el embarazo, la obesidad y el sedentarismo son factores de riesgo de enfermedad cardiovascular en las mujeres, especialmente después de la pérdida del estado estrogénico en el climaterio.