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¿El uso de relojes inteligentes puede mejorar la salud de su paciente?

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La práctica de actividad física regular a una intensidad/duración semanal preestablecida es una pauta preventiva y terapéutica para la mayoría de las enfermedades cardiovasculares. El problema es que la percepción del paciente puede estar sobrestimada en relación con este objetivo y utilizar medios objetivos de medición de esta actividad garantiza este objetivo y es un estímulo para que el paciente se adapte a él. Una de las formas de medir la cantidad de actividad física que realiza una persona es el uso de dispositivos de seguimiento como relojes y pulseras que miden la cantidad de pasos y el tiempo de ejercicio realizado.

Una revisión sistemática reciente con metanálisis de todos los estudios (16.743 participantes) que incluyeron una intervención basada en la retroalimentación de estos dispositivos encontró una diferencia significativa a favor del uso del dispositivo:

1) En relación a la actividad física ligera – equivalente a 1.235 pasos más por día

2 ) En relación con la actividad física moderada a intensa (48 minutos más por semana)

3) Menos tiempo sedentario (alrededor de 10 minutos por día a favor de los participantes que recibieron intervención basada en dispositivos)

¿Y de qué dispositivos estamos hablando?

En esta revisión se incluyó cualquier equipo que pueda monitorear el movimiento, los pasos y el nivel de actividad, desde dispositivos simples conocidos como podómetros, aplicaciones en teléfonos inteligentes, hasta pulseras digitales y relojes inteligentes que también monitorean funciones biológicas como la frecuencia cardíaca.

No hay consenso sobre el objetivo de pasos diarios, pero en términos de actividad física, 75 minutos a la semana de actividad física intensa, o al menos 150 minutos de actividad física moderada, son las recomendaciones actuales de la American Heart y la OMS. Recordando que estos minutos se contabilizan de forma acumulativa (lo que facilita el uso de dispositivos que contabilizan el total semanal de actividad física).

¿Y cómo clasificaríamos la actividad física?

Actividad ligera: tareas cotidianas, caminar por la casa o el trabajo, tareas habituales, básicamente nada que cambie demasiado el ritmo cardíaco o la respiración.

Actividad moderada: caminar a paso ligero, andar en bicicleta, subir aceras y otras actividades que modifican la respiración, pero permiten que la persona hable. Estas actividades generalmente aumentan la FC en alrededor del 50 % de la FC máxima prevista para la edad.

Actividad intensa: correr, deportes competitivos, entrenamiento intenso. Básicamente actividades que alcanzan al menos el 70% de la FC máxima prevista para la edad y obviamente dificultan a quienes las practican establecer cualquier conversación.

Tiempo sedentario: tiempo utilizado desde que se despierta hasta que se va a dormir con el individuo acostado, sentado o básicamente moviéndose poco.

Nota: aunque no hay consenso sobre el número de pasos diarios que permitiría clasificar al individuo como físicamente activo, mismo sin practicar actividad física, un estudio OBSERVACIONAL no controlado identificó un riesgo cardiovascular y mortalidad 70% menores en personas que se mueven el equivalente a por lo menos 7.000 pasos al día.

Referencias:Larsen RT. Effectiveness of physical activity monitors in adults: systematic review and meta-analysis. BMJ 2022;376:e068047 | doi: 10.1136/bmj-2021-068047.

World Health Organization. (‎2020)‎. WHO guidelines on physical activity and sedentary behaviour. World Health Organization.