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¿Cuál es la cantidad ideal de actividad física en el adulto mayor?

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Las referencias médicas suelen elogiar los beneficios para la salud de la actividad física. Un artículo italiano reciente con más de 20 años de duración que evaluó a los ancianos (>65 años) trajo algunas informaciones importantes sobre el impacto de la actividad física en la longevidad y en la reducción de eventos cardiovasculares. Se trata de una cohorte prospectivo de más de 3.000 individuos, evaluados inicialmente y tras 4-7 años en relación al grado de actividad física. Además de evaluar la actividad física en sí, se clasificó a los pacientes según la trayectoria de la actividad física: si se mantenía estable en niveles bajos o altos, o si tendía a aumentar o disminuir. Estos 4 grupos (bajo estable, alto estable, alto reductor y bajo aumento) se analizaron en relación con los resultados cardiovasculares informados por el sistema de salud.

Al tratarse de un registro extenso, fue posible realizar un análisis de la actividad independiente de otras variables como condiciones socioeconómicas, comorbilidades y hábitos de vida asociados.

Estos son los hallazgos del estudio:

  • En general, la actividad física se asoció con una mortalidad general más baja (28 % en hombres, 19 % en mujeres)
  • En cuanto a los eventos cardiovasculares, la reducción en los hombres fue más marcada a los 70 años, con beneficio hasta los 75 años. No se observaron beneficios a los 80 y 85 años.
  • La enfermedad coronaria y la insuficiencia cardíaca fueron los eventos cardiovasculares que tuvieron impacto con la actividad física. El riesgo de accidente cerebrovascular prácticamente no se vio afectado.
  • En cuanto a la curva dosis-respuesta de la actividad física, esta se evidenció hasta los 20 minutos diarios, con alguna ganancia adicional hasta los 40 minutos diarios y una tendencia a reducir esta ganancia máxima a partir de ahí (curva “J”).
  • Los beneficios generales fueron más pronunciados en los hombres, particularmente en relación con la enfermedad coronaria y la insuficiencia cardíaca (aunque en las mujeres hay un impacto general significativo en la mortalidad general)

En relación a la trayectoria de actividad física, los grupos estables (bajo y alto) se ubicaron en los extremos de beneficio, con poca diferencia entre personas con comportamiento incremental o decreciente (a pesar del aparente beneficio de los adultos mayores que ya iniciaron el estudio con una carga mayor de actividad). En cuanto a las críticas de este estudio, debemos considerar las limitaciones de un análisis observacional (sabemos el beneficio pero no sabemos el impacto real de provocar una intervención de actividad física en esta población). Siempre existe el riesgo de sesgo relacionado con algún factor de confusión no analizado (p. ej., alguna conducta alimentaria específica tanto relacionada con el hábito de actividad física como con la reducción del riesgo de eventos). Además, la medición de la actividad física no se realizó de manera objetiva, y siempre existe el riesgo de que los datos se registren o interpreten de manera falsa.